Padres y maestros trabajando juntos
Con frecuencia, al padre se le conoce como «el primer maestro del niño», ya que es el adulto con quien éste pasa la mayor parte del tiempo que está despierto. Por ello, los padres y la familia apoyan y modelan la vida diaria y las rutinas del niño, tanto consciente como inconscientemente. Cuando un niño está listo para entrar en un entorno grupal de aprendizaje, las tareas cotidianas de los padres pueden ofrecerle las herramientas y habilidades necesarias para que progrese en ese entorno.
Los padres apoyan a los niños en sus primeras experiencias con el lenguaje, los números, las interacciones sociales y la negociación de los problemas, que constituyen la base para el aprendizaje en un entorno grupal. Cuando los niños se preparan para unirse a ese entorno, como un jardín de niños o un preescolar, los padres tienen la oportunidad de apoyar la transición involucrándose en el ambiente de aprendizaje. Algunas de esas oportunidades incluyen participar en el comité de la toma de decisiones del jardín de niños, compartir la cultura del hogar mediante el intercambio de objetos de la casa, o servir de voluntario para comprender mejor las rutinas diarias y ofrecer apoyo a los otros niños.
Preparación social y emocional
Desarrollo emocional
Ser capaz de controlar sus emociones para que puedan expresar sus sentimientos de forma clara y apropiada, es importante para una transición exitosa de los niños hacia el jardín de niños o la escuela. La autorregulación o la posibilidad de utilizar una serie de herramientas y habilidades para adaptarse a entornos y situaciones, está relacionada con la regulación de las emociones. Los humanos comienzan su vida en la infancia desarrollando el autocontrol mediante el ajuste de las rutinas típicas humanas, como dormir, comer y relacionarse con los demás..
Los niños que se preparan para entrar en una situación de aprendizaje en grupo, tales como el jardín de niños o la escuela, tienen menos dificultades para adaptarse si ya son capaces de concentrarse en terminar una tarea que requiere auto-regulación. Las interacciones con los padres, familia y cuidadores en actividades como leer libros ilustrados, construir con bloques o ayudar con las tareas del hogar, como poner la mesa para una comida o doblar la ropa limpia, ayudan a los niños a aprender a concentrarse, a enfocarse y a realizar una tarea de principio a fin.
El desarrollo emocional puede ser apoyado por los niños que han sido animados a:
- Usar ropa y artefactos para disfrazarse y fingir ser otra persona.
- Acercarse a situaciones nuevas con apoyo, para construir la autoestima y la independencia.
- Expresar sus sentimientos y emociones; por ejemplo reír, llorar, y patear el piso.
- Comprender cómo se sienten los otros en situaciones variadas y apoyar a aquellos que lo necesitan.
- Celebrar los logros y éxitos de otros.
- Explorar, crear e investigar con diversos materiales y en varios contextos.
Desarrollo Social
Los niños progresan en estimulación, participación y solución exitosa de los problemas. Las experiencias repetidas que implican estas estrategias les dan a los niños oportunidades para comprender los límites y sentirse orgullosos de sus logros. Cuando se les dan oportunidades para contribuir en conversaciones y en el mantenimiento del hogar, adquieren un sentido de orgullo y logro. Cuando los niños tienen un sentido seguro de sus habilidades y competencias, son capaces de trasladar esa creencia interior a sus experiencias en el jardín de niños o la escuela y prosperar en un entorno grupal de niños de la misma edad. Las interacciones continuas con figuras importantes en la red social de los niños ayudan en su desarrollo social. Estas figuras podrían incluir a los padres, los hermanos, otros familiares, los cuidadores, los vecinos, los amigos, etc.
Los padres pueden apoyar y ampliar el desarrollo social de los niños:
- Fomentando contactos, interacciones y observaciones de las personas que están alrededor del niño.
- Permitiéndole observar, practicar y perfeccionar habilidades sociales como compartir, negociar, esperar turnos y manejar conflictos.
- Disponiendo lo necesario para que tengan tiempo organizado para jugar con sus compañeros, guiándolos hacia conductas socialmente aceptables y apropiadas cuando estén con sus ellos y en otras situaciones sociales.
Por lo general, los niños florecen cuando experimentan calidez, lazos emocionales tempranos y receptivos, ejemplos positivos y orientación comprensiva de la conducta social efectiva. Las relaciones familiares seguras y de apoyo alientan a los niños a desarrollar la competencia social más allá de la unidad familiar.
Los padres pueden ayudar a los niños a prepararse para el ambiente de aprendizaje y a acomodarse en él, manteniendo y estimulándolo en casa. Los niños necesitan espacio y refuerzo para el aprendizaje. Animar a los niños a tomar decisiones, a participar en las rutinas del hogar y a asumir la responsabilidad de determinadas tareas diarias, les permite contribuir a la vida cotidiana y comprender la importancia del trabajo y los límites. Estas actividades se traducen directamente en adaptación al ambiente de aprendizaje. La consistencia es importante para todos los seres humanos y los niños prosperan en ella; la predictibilidad de las rutinas permite a los niños anticipar las expectativas y enfrentarlas mejor que cuando hay inconsistencias en la vida diaria (por ejemplo, salir de vacaciones, una enfermedad, etc.). Tener una experiencia basada en rutinas ayudará al niño a sentirse cómodo y a adaptarse a un entorno de aprendizaje organizado.
Cada niño es un individuo que aprende y se adapta a su propio ritmo. Cuando están equipados con las habilidades y técnicas para enfrentar, adaptarse y ajustarse a nuevas situaciones, tienen muchas más posibilidades de negociar con éxito lo que la vida les depara, incluso instalarse en un jardín de niños o en un entorno escolar.