EDUCACIÓN Y PUNTUALIDAD
La puntualidad se puede considerar un hábito que tiende a inculcarse desde temprana edad por medio del ejemplo, de la responsabilidad, de las exigencias y de la implementación de rutinas. La importancia de ser puntuales nos indica como seres humanos un carácter de respeto hacia los demás, y de responsabilidad y entrega hacia lo que hacemos.
Un padre que suele ser impuntual en sus quehaceres diarios tiende a enseñar con su ejemplo a no valorar el tiempo. A veces es ese, el mismo padre que exige a su hijo que saque mejores notas, las cuales requieren de entregar tareas planificadas con anterioridad.
Ser puntual es respetar, ser consistente, consecuente y responsable. Tantas cualidades envuelven este hábito que resulta tan necesario para cumplir con nuestras responsabilidades diarias laborales, familiares y sociales, que es importante guiar a los padres y tutores a inculcar dicha consciencia desde temprana edad. Todo hábito aprendido en la niñez y temprana edad es más fácil de continuar en la adultez.
Es importante lograr que nuestros hijos aprendan a respetar los horarios de dormir, bañarse, hacer las tareas, así como los horarios del ingreso al kínder, tomando en cuenta que no es solo rutina y consistencia, sino que es parte del sentido del respeto al otro y de la confianza que proyectamos.